Sobre el “éxito” del cine nacional en 2013

Los balances del año cinematográfico que todos los fines de año aparecen en diarios y medios especializados destacan en esta oportunidad tres datos: el record de películas nacionales estrenadas (153), el crecimiento del porcentaje de espectadores de cine argentino que pasó de 9% en 2012 a 15% en 2013, y que dos films nacionales se metieron en el Top Ten general dominado habitualmente por los tanques de Hollywood. En una reciente entrevista la ex presidenta del Instituto de Cine (INCAA) y actual Diputada Liliana Mazure manifiesta que “entre diez y quince películas nacionales tuvieran más de cien mil espectadores durante un año”  le produce “(…) una felicidad enorme porque era lo que queríamos hace tiempo”. Sin embargo, resulta difícil escribir la palabra éxito sin comillas para describir el estado del cine nacional.

Cine Argentino, cada vez menos argentino

Las cuatro películas nacionales más taquilleras (Metegol, Corazón de León, Tesis para un homicidio, Séptimo) que se llevaron el 85% del total de entradas vendidas por el cine argentino son todas coproducciones (tres de ellas con España y una con Brasil) con participación de Telefe y Telefónica de España en su producción y difusión. Todas ellas además fueron distribuidas por las grandes Majors norteamericanas (Fox, Disney, Universal, Paramount). Todas también recibieron cuantiosos apoyos por parte del INCAA mientras la mayoría de las producciones se realizan con menores presupuestos que se achican al ritmo de la inflación.

Este proceso de extranjerización no es sólo simple “darwinismo de mercado” como dice Horacio Bernades en Página/12, sino que es producto de una política deliberada. El desarrollo en los medios audiovisuales de Telefónica de España, ese “sol que no puede taparse con la mano” en palabras de Cristina cuando se aprobó la Ley de Medios, ha sido incentivado por el gobierno en su lucha contra el monopolio de Magnetto. Por otro lado fue el mismísimo Moreno quién en un intento más por “equilibrar la balanza comercial” se reunió en 2012 con las grandes empresas norteamericanas para “exigirles” que hicieran pie en la producción y exhibición del cine nacional, “a cambio” de garantizarles la continuidad del control casi absoluto del mercado cinematográfico. Como consecuencia se ha dado un incremento muy importante de la recaudación de estos monopolios extranjeros, que ahora recaudan Hollywood y “nacional”.

El resto de la torta

Los restantes 149 estrenos nacionales (mitad y mitad entre ficciones y documentales) sólo convocaron al 15% de espectadores de cine nacional (cerca del 2% del total de entradas vendidas). La falsedad de la idea de que si se produce mucho tarde o temprano el público “cambiará sus preferencias” se demuestra también con lo que sucede en el propio mercado Yanqui, dónde los porcentajes son similares y poquísimas películas concentran la inmensa mayoría de la recaudación. El darwinismo de mercado es infalible: el que tiene los mayores recursos para producir, difundir y vender sus mercancías no sólo aplasta al resto sino que tiene un dominio superlativo sobre los gustos y tendencias del público: nadie irá a ver, ni querrá ver, algo que ni siquiera sabe que existe.

La diversidad y gran cantidad de películas nacionales, en la medida que no se acompañe con una política que ataque el monopolio de la distribución, difusión y exhibición en dominio total de las Majors y multimedios, que abra salas de cine en cada barrio y a precios populares, que deje de financiar a las productoras “nacionales” monopólicas y aumente los montos de producción para los cineastas que no producen asociados a las grandes empresas (los más de 70 documentales de 2013 se realizaron con menos del 5% del presupuesto total del INCAA), no podrá encontrarse con el público. Este encuentro sería la garantía de un salto en la producción cinematográfica nacional en cantidad y calidad que permita realmente pelearle a los tanques de Hollywood.

Hernan Vasco y Ale Rath.